Hablar de uno mismo aburre y en este
“mi querido” blog es lo que vengo haciendo prácticamente en cada post. Hoy voy a hablar de otras personas. Lo malo es que me pongo a pensar y me cohíbo… al final todo lo que me sale escribir es sobre mí.
Comentaría las bodas venideras próximamente de mis amigas pero la verdad me parece un coñazo… y entonces me pongo a pensar en un tema mucho más interesante: las parejas de mis amigos. Los que se casan y los que no. Pero no lo voy a hacer, he aprendido la lección ¿para qué hablar? Y más de uno pensará, bueno, pues di algo bueno. Y lo diría pero no lo voy a hacer, no porqué no lo tengan sino porque me parece aburrido.
Hoy estoy en plan mamoneo, en plan marujeo… uy! ya estoy hablando de mi. Voy a hablar de mi hermano. Tiene una novia desde hace casi un año y no la quiere presentar todavía en casa. Estos días está en Segovia con ella y aunque yo le he dicho que a la vuelta se pasen por Madrid, me da que esta semana no va a ser momento de presentaciones.
Voy a hablar de Lucía (por supuesto es un nombre ficticio y no voy a decir a que entorno pertenece). El otro día hablábamos de sexo y ella no participaba en la conversación, incluso le ruborizaba el tema. El sexo es como otro tema cualquiera y todavía hoy es tabú para muchas personas. También es verdad que mejor practicarlo que hablar de él.
A partir de aquí me encantaría convertir este post en una oda a la masturbación femenina, como lo hizo Bebe en su canción… pero no lo voy a hacer porque sobran las palabras.
Voy a acabar hablando del sexo y de los hombres. No lo puedo evitar. ¿Por qué a algunos hombres todavía hoy les asusta que una mujer tome la iniciativa en la cama?
No voy a terminar este post lanzando una pregunta de la que no espero respuesta. Así que diré ¡qué bonito es el cerezo en flor!. Una pena que sólo se pueda disfrutar de esta imagen una semana al año.