miércoles, abril 11, 2007

Hoy igual que siempre

Hoy tenía la intención de sentarme delante del ordenador y escribir mil cosas, se me pasan muchas por la cabeza… mil y una historias que contar. Hoy pretendía decir lo que detesto, lo que me encanta, lo que me resulta indiferente. Hoy pretendía enumerar, quería hacer unas cuantas listas. Hasta tenía la intención de describirme pero aquí estoy, cansada y sin poder dormirme, delante del ordenador con cientos de ideas e incapaz de plasmarlas en un papel.

Me gusta la palabra italiana “melanzane”. Me gusta como se escribe y me gusta como suena. Me gusta tanto que casi nunca me acuerdo de ella, ni siquiera sé si la estoy escribiendo bien pero no lo voy a comprobar, forma parte del encanto de este vocablo.

Hoy no me importa que suene el despertador a las seis de la mañana, no me da miedo salir a la calle tan temprano y encontrarme al borracho de cada día sentado en mi calle. Hoy un día más estaré en la marquesina de mi autobús. Hoy todo me da igual, hoy es uno de esos días en los que he aprendido a relativizar las historias que me cuenta y que me cuento.

Me gusta la palabra italiana “petegola”. Me gusta decirle en clase a algún compañero que es un petegolo. Cada uno tiene su pequeño homenaje a la lengua italiana… esa frase que siempre usamos, esa frase que pegue o no, la sueltas… es como una coletilla sin serlo. Valentín y su bisogno, Max y su caparra, Yolanda y su senta, escusi.

Hoy soy tan visible como invisible. Soy la que ha hecho reír y la que ha hecho llorar. Soy la que habla sola. Soy la que está sentada en el trabajo enfrente del ordenador y mueve los labios sin decir nada, hoy soy la que en la puerta de T5 se fumaba un cigarro y gesticulaba la boca.

La verdad, menos en lo de la alarma del despertador, hoy soy como siempre y me gusta.