miércoles, marzo 14, 2007

Senyor pirotecnic pot començar la mascletà

¡Dios mío es martes! Son prefallas. Todavía no he deshecho la maleta de Nueva York. Mi casa es un desastre. Se amonta la ropa en el suelo, la pelusilla se deja ver en los rincones. Quiero ordenarme, organizarme pero es imposible. Mañana tengo italiano. Es casi la una de la madrugada, me tengo que desmaquillar, me levanto a las seis de la mañana y el grano de siempre lucha por salir en mi cara.
Voy un poco borracha. Sobre la mesita dos tarjetones de boda y yo sin saber aún que quiero. O si. No lo sé. Huelo a pólvora a 350 km… huelo a conflicto mental. Es lo que tiene. Yo soy así. Está bien... ahora mismo me gusta esta situación. Ya limpiaré y desharé el caos. La casa es el reflejo ¿del alma?. No sé pero de algo seguro. Habrá que analizar pero ahora no es el momento.

jueves, marzo 08, 2007

New York, New York

Aparte de volver con jet lag de NuevaYork, he vuelto más antiyanky que nunca. Los controles de seguridad que hacen me parecen excesivos y si lo que pretenden con ello es demostrar que es el país más seguro del mundo, creo que se equivocan. Te mandan de un lado para otro y pierdes muchas horas innecesarias en esto.

Las “tips” son exageradas, con ellas se sacan el sueldo los empleados pero quizás deberían pagar más y no arruinar al turista que va allí a pasar unos días.

Yo tenía la idea de que en NY se vivía estresado, que todo le mundo iba como loco pero lo que yo he vivido allí, ha sido totalmente diferente. Los taxistas parecen que te lleven de paseo, van a 10 por hora y el estrés te lo generan a ti porque piensas que no vas a llegar a los sitios.

He tenido mala suerte… apenas he podido dedicarle tiempo a la ciudad pero bueno no me puedo quejar, yo iba allí a currar… Pero que el único día que he tenido libre para pasear tranquilamente haya hecho menos 10 grados… es mala suerte. Sobre todo porque el resto de días el tiempo acompañaba. Daba igual que llevaras medias, gorro y guantes… el frío te traspasaba. Llegué al hotel con sabañones en las piernas y las manos. Esta era mi cara de frío...



Por lo demás… las vistas desde mi habitación del hotel… ¡Una pasada!.


Y por supuesto el subidón de haber hecho mi primer directo en la vida, bien o mal, desde Nueva York. UFF!