Mujeres

Me gusta ese punto de debilidad que los hombres creen que las mujeres tenemos. ¡Nos sirve de tanto!
Pero más me gusta ver como lo desarrollamos ante ellos. ¡Son tan fáciles!

¡Y tan tontos...! Hoy me ha parado un policía. Venía detrás de mí en bicicleta y yo acababa de cometer una infracción como la copa de un pino.

Con cara de seriedad, muy educadamente e imponiendo su autoridad, me ha pedido los papeles. Llegaba el momento de mostrar esa debilidad.

- Perdone, no me he dado cuenta (con cara de pena y de pava)
- Sí, señorita pero usted ha girado y no ha hecho caso a la señal de tráfico.
- Lo siento, de verdad. No soy de aquí....
- ¿de dónde es usted señorita?
- De Valencia.
- Que yo sepa las señales son iguales en Valencia y en Madrid.
- Tiene toda la razón, pero yo... no sé. No volverá a ocurrir.
- Le tendría que poner un multa.
- Lo sé, lo sé...
- Bueno señorita, siga su camino y no lo vuelva a hacer.

El año pasado cuando hacía mi mudanza Donosti-Madrid, iba por la carretera y por no romper con la rutina, el coche se me estropeó. Iba lleno de cajas, de maletas, de trastos... Era domingo y no había ningún taller abierto en 100km a la redonda. El chico de la grúa llegó y, amablemente, nos portó a mi coche y a mí al taller más cercano pero cerrado.

El lunes yo empezaba en un trabajo nuevo. De repente, me dicen en el seguro que hasta el día siguiente no me pueden arreglar el coche. ¿Qué hago?

Mostrar esa debilidad femenina con la que conseguimos tantas cosas. Le di tanta pena al de la grúa, que él mismo me arregló el coche y no me pidió dinero. ¡Que le diera lo que quisiera!

En fin...¡qué bonito es conquistar a los hombres!. Son tan previsibles y manejables. No tengo palabras.