Quiero ser Samantha
Hipnotizada por los dos capítulos de Embrujada que me chuté anoche vía intravenosa, por un momento me creí Elizabeth Montgomery. Fueron varios los intentos de mover la boca para conseguir que el hechizo surgiera efecto. Comprendí, entonces, que no era una bruja.
Mis ojos permanecían abiertos. De la cama al sofá, del sofá a la cama.
En medio de todo, una bolsita con un eslogan: “sabe bien, sienta bien”. No me gusta la manzanilla, ni tampoco la miel. Casualmente me encanta la manzanilla con miel, eso sí, siempre con azúcar moreno.
Me supo bien pero, una vez más, no surgió efecto. ¿Cuál podría ser el hechizo que yo necesitaba? Ni la teletienda más insoportable, me conciliaba el sueño.
No sabía en qué pensar. Miles de pensamientos me venían a la cabeza. Llegué a organizar unas vacaciones ficticias, planeé mi próximo encuentro con un amigo. Suelo quedar con él cada mes, más o menos. Ya hace casi dos meses que no lo veo, así que entre todas las fantasías que corrían por mi mente, él tuvo su momento.
Pensé en Jaime...en Teo... hasta que decidí que lo mejor era no darle más vueltas. Solución: contar ovejas. Ese método infalible, supuestamente, en nuestra infancia. Me cansé de ver a esos animalitos saltar vallas. 178 fueron suficientes para darme cuenta de que no era la mejor pócima.
Menos mal que llegué a casa muy pero que muy cansada. No me acuerdo en que momento caí rendida. La última vez que vi el reloj, marcaba las 5:34.
2 Comments:
Te recomiendo media pastillita de soñodor, sólo en farmacias
Esa pastilla, como la dormidina, funcionan... lo malo es que al día siguiente también siguen funcionando.
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