EMPIEZA A HACER FRÍO (y ya he encontrado la manta que me tapa)

Voy a cerrar la puerta del balcón de mi habitación para que no entre frío. Ya ha estado todo el día aireándose la casa y con eso es suficiente. Últimamente siempre se me olvidaba cerrarla a pesar de que llovía y hacía frío. Cuando todo está desorganizado, te dejas llevar y se apodera de ti el CAOS. Es como cuando empiezas a engordar. Primero un kilo, luego dos... y piensas tengo que hacer dieta pero de repente se te planta un bollo delante y piensas total un kilo más después de dos… ya adelgazaré tres… y así hasta que te das cuenta de que has engordado diez. Es igual. Primero las humedades en casa, después la pintura que se cae de una pared del pasillo, luego la caldera del agua. Y hay más, el store roto, la revisión del coche, la bombilla fundida. Total la casa un desastre y si ya está así ¿qué más da que toda la ropa de invierno esté tirada en el sofá?. ¿Qué más da el cuarto de baño esté lleno de cremas por el medio? ¿Qué más da que la habitación esté llena de zapatos? Te abandonas. Te peleas con el seguro de la casa, te peleas por encontrar el termo con las medidas exactas, te enfadas con los que te recogen el termo usado porque te tienen todo el fin de semana esperando en casa y te dicen, ya vamos, ya vamos, y tardan dos días en venir, y te cabreas con el taller porque sus horarios son incompatibles con los tuyos.

Pero de pronto, te pintan el comedor, tienes agua caliente, se llevan ese pedazo de termo que tienes en medio, consigues llegar a tiempo al taller para recoger el coche, guardas en el armario la ropa de abrigo y retiras la de verano. Haces limpieza y por último cierras la puerta del balcón de la habitación. Ya no entra frío. Ahora la que está temblando es mi tarjeta de crédito y por un tiempo se tendrá que quedar congelada.