Intenso reencuentro

Extraña pero capaz de sentarme cara a cara contigo. Capaz de volvernos a tomar seis cervezas. Y capaces de ponernos al día después de ocho meses e incluso de un año y tres meses.

Me cuentas que ellas cinco son muy especiales, que se conocen de toda la vida y que con una mirada se lo dicen todo. “Es como cuando tú y yo nos miramos y tú sabes lo que pienso y yo lo que tú piensas”. Por mi cabeza de repente pasan todos esos buenos momentos vividos en tan sólo un segundo.

Trabajo, líos, familia, rumbos... y de pronto entre todas las palabras me dices que en Madrid tienes una soledad, a veces, no buscada. Y me siento mal porque yo pienso que es lo que te has buscado. Pero quiero volver a compartir momentos contigo. O no. No lo sé.

Contenta pero rara. No sé a donde lleva esto. A veces tengo la necesidad de llamarte, de contarte, de reírme de nuevo contigo... A veces te necesito pero enseguida pienso ¿para qué?

Me voy del bar con una sensación extraña. He estado a gusto. Es como si no hubiera pasado nada pero sabemos que ha pasado. Sé que cuando de verdad te necesite estarás y tú sabes que yo estaré.

Voy camino del coche y por mi mente todos los fotogramas de los malos ratos. Vivía pendiente de qué pensarías, de que no despotricaras, de tu rencor, de tus manías... Me has hecho mucho daño.

Uff! No sé que siento ni que quiero. Te llamaré aunque no sé como acabará esto.