Aún queda hasta diciembre

He decidido que este año, por lo menos hasta diciembre, no pienso pillar ningún catarro. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para cuidarme.

Este fin de semana, por mi forma de vestir, parecía que estuviera en el Polo Norte. He sorprendido a todo el mundo. Pero lo tengo muy claro. No voy a constiparme.

Hay fines de semana “destroyers” que te lo pasas muy bien pero realmente luego no tienes que contar más que borracheras e historias de las que quizás te arrepientas y prefieras no recordar. Otros fines de semana son más tranquilos pero más intensos. Cuando llega el lunes y tienes que contarlo, te puedes pasar horas y horas hablando.

Los domingos aparentemente son extraños aunque hay un mundo por explorar en ellos. Siempre he pensado que es el día perfecto, sobre todo en invierno, para pasarlo junto algún ligue.

En Valencia, el domingo era por excelencia, el día del cine. Te pasabas casi 24 horas durmiendo la borrachera del sábado y cuando llegaban las ocho de la tarde... Kinepolis aguardaba.

Ayer estuvo muy bien. Retiro por la mañana, película en el sofá con la manta después de comer y a media tarde “chocolate con churros” en Santa Ana.

Cuando un fin de semana la resaca del alcohol no corretea por tu cuerpo, surge un pequeño problema con el domingo... por la noche estás espídico... Lo mejor en estos casos, apagar el móvil.

Son las siete menos cuarto y queda tanta tarde por delante.