miércoles, junio 22, 2005

La senda del tiempo

Hoy me he levantado melancólica. Una amiga me preguntó si alguna vez tendríamos una pareja que le cayese bien a todos nuestros amigos.
Conocer a la pareja de tu amigo es un momento bastante importante. ¿Y si no te cae bien? ¿Y si tú no le caes bien? Es importante porque le vas a tener que aguantar toda la vida.

Los chicos con los que he estado caerán bien o mal pero que casualidad que los que más gustan a una de mis amigas, son siempre de los más cabrones. El resto de amigos me dicen que menudo ojo tengo.

De todas mis relaciones, siempre bastante cortas, me acuerdo a menudo de uno. Se llamaba Javi. Ya no tengo ningún trato con él. Para diferenciarlo de todos los javis con los que me he liado, entre mis colegas lo llamamos Javi el del parque. Con eso creo que digo mucho.
Me dejó porque se iba a la mili. Me acuerdo de estar llorando en el jardín de mi casa con mi madre y ella me consolaba dándole la razón a él. “Cariño lo hará de forma altruista”
Tenía 19 años y ahora con el paso del tiempo no entiendo cómo pude estar con él.

Tengo un amor platónico, claro, que yo lo conseguí, entonces no sé hasta que punto es platónico. Lo conozco de toda la vida y a día de hoy, aún me tiembla el cuerpo cuando le veo. Él tiene su vida hecha y para nada entro en sus planes. De hecho, ni se acuerda de mí. Yo no sé porque extraña razón, no hay día que no piense en él.

Soy de las partidarias de decir claramente los sentimientos. No se me caen los anillos por decirle a la persona que me está volviendo loca y saca mi punto más obsesivo, lo que siento. El No no me da miedo.

Cuando vivía en Valencia tenía un punto de encuentro. El Café de L´Alba. Un bar acogedor con un piano en el centro y una terracita para el verano. Allí todas las semanas solía quedar con dos amigas a las que admiro profundamente. Aunque somos bastante diferentes, somos muy iguales y son un punto de referencia para mí. Yo les hablo de uno y de otro pero ellas saben cuando les estoy hablando de alguien que verdaderamente me interesa. Me dicen “uy,uy,uy que aparece el punto obsesivo y de locura de Andrea”. Es cuando me doy cuenta de que la única forma que tengo de pararlo es afrontar mis sentimientos.

Hace mucho tiempo que no me encuentro en esta situación. Echo de menos la última vez que me enamoré. Se llamaba Víctor, hoy es un gran amigo, del que me olvido muchas veces cuando voy a mi tierra.

Sólo ha existido otra persona que me ha ilusionado algo. Llegué demasiado tarde.

Hoy me he levantado melancólica pero a la vez contenta. Atrás ha quedado el último polvo que fue horrible. El peor. Ni siquiera lo considero polvo. Ahora es otro el recuerdo de mi último encuentro sexual. Y tampoco he necesitado mucho.
Si hay una canción que me apetezca escuchar ahora mismo es “La senda del tiempo” de Celtas Cortos.

5 Comments:

At 12:57, Blogger anTón said...

Soy anTón, el de enfrente. Ahora mismo no sé qué contestar... Te debo un comment...

 
At 13:07, Blogger el que es como yo said...

Tengo tantas preguntas! La primera y más importante: ¿Con cuántos Javis te has liado como para tener que ponerles apellidos localizadores? ¿Ocurrirá lo mismo con los Marcos, los Pepes y los Antonios? Santiago el de las chuches, Roberto el de la garita, Aquilino el del refectorio...
Envidio tu sociabilidad. Yo no creo que nunca haya conocido a tanta gente como tu pareces conocer y no estoy hablando si quiera de conocer bíblicamente...
Pero de todas formas estoy contigo y con Lina Morgan: hay que decir siempre sí al amor. El "no" por bandera es para comunistas caducos y para gente que a la larga se pierde cosas muy interesantes

 
At 16:03, Blogger anTón said...

Me lo paso muy bien en las comidas.

 
At 19:30, Blogger Andrea said...

Yo también. En la selección está el gusto.

 
At 16:36, Blogger anTón said...

Estás dejado de un lado tus obligaciones de bloguera

 

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