JAMÓN, JAMÓN
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“Adiós guapa, que sigas tan simpática”
En el ascensor ya no se habla del tiempo.
Un montadito de jamón untado en tomate da para una conversación.
Mientras yo pensaba lo pesado que era el hombre del ascensor,
él creía que yo era amable y simpática.
¿Tan falsos somos?
A menudo hablo sola. Muevo los labios y mantengo diálogos en mi mente, dignos de cualquier debate.
Si no hubiera subido con el jamón, su despedida podría haber sido:
“adiós guapa, que sigas tan loca”
Por supuesto que lo de guapa lo mantengo.
Hoy voy de verde y me resalta los ojos.
Ni él era Javier Bardem ni yo Penélope Cruz.
Por cierto nunca lo he hecho en un ascensor.
En el ascensor ya no se habla del tiempo.
Un montadito de jamón untado en tomate da para una conversación.
Mientras yo pensaba lo pesado que era el hombre del ascensor,
él creía que yo era amable y simpática.
¿Tan falsos somos?
A menudo hablo sola. Muevo los labios y mantengo diálogos en mi mente, dignos de cualquier debate.
Si no hubiera subido con el jamón, su despedida podría haber sido:
“adiós guapa, que sigas tan loca”
Por supuesto que lo de guapa lo mantengo.
Hoy voy de verde y me resalta los ojos.
Ni él era Javier Bardem ni yo Penélope Cruz.
Por cierto nunca lo he hecho en un ascensor.
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